Algunas ciudades como México, Los Ángeles y Tokio se encuentran localizadas en terrenos hundidos que corresponden a cuencas llenas de sedimentos, las cuales son capaces de amplificar los terremotos con un comportamiento similar al de las ondas del mar.
Los investigadores analizaron las olas del mar detectadas por estaciones en diferentes lugares de Los Ángeles a lo largo de la cercana falla de San Andrés. Compararon las señales recibidas en dos estaciones. Esta herramienta sería muy útil para hacer predicciones de temblores de tierra, sin embargo, sigue siendo imposible predecir cuándo o dónde ocurrirán los terremotos. Aun así los beneficios son que se puede predecir cuanto deberán soportar los edificios en determinadas zonas, lo que ayuda a establecer códigos de construcción más estrictos con estructuras más resistentes.
Thomas Jordan, profesor de ciencias de la Tierra en la Universidad del Sur de California señaló que el enfoque de este estudio es lo suficientemente general como para poder aplicarse “incluso en las zonas donde los científicos carecen de modelos precisos de estructuras geológicas”.